miércoles, 9 de septiembre de 2009

Amigo es una luz


Hoy empezó un curso poco convencional de Arte Argentino con Roberto Amigo. A puertas cerradas, la sala del primer piso del Bellas Artes (esa que nos recibe de colchones abiertos a zambullirnos en el arte del siglo XX), se dejó mimar y criticar íntima y crudamente por el especialista.
Una delicia escuchar versiones que la historia del arte oficial, la que se escucha entre las paredes del aula, no nos cuenta. Las palabras que descansan seguras sobre la voz de Amigo nos despiertan, nos agitan y nos hacen lo que los libros tradicionales, no: provocan el pensamiento y nos alejan de la lectura pasiva y obtusa que reina en la bibliografía general.
Hoy, muchas pinturas escucharon en su propia cara lo que nunca antes sobre ellas mismas. Un grupo de estudiantes y artistas salimos con la boca y el corazón abierto: no todo está dicho, Amigo iluminó otra versión más rica, hasta ahora no develada.
Por sólo dar un ejemplo, el principio fue –nunca más atinado- por Introducción a la esperanza de Felipe Noé. La relectura del caos aumentó la entropía general del grupo en el orden de los que creíamos conceptos acertados. Luego de escuchar a R.A., las ideas se reacomodaron para empezar a creer en algo nuevo.

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