martes, 27 de noviembre de 2012

Néstor, la película

Terminó la película, y como hace tiempo, mucho tiempo, -algo así como que desde que soy chica y ví en el cine The Mask o alguna de Disney, esas películas for import que veíamos antes-, se aplaude en el cine.
Un poco antes, al momento en que empieza la película, empiezo a escuchar voces, testimonios que hablan de lo que él hizo por ellos. Y es así, él lo hizo por ellos, lo hizo por todos.
También se ven imágenes de represión, de la policía reprimiendo. Una sucesión alocada de presidentes. Hasta que llega él. Entonces recuerdo algo que escuché hace bastante tiempo, en una terraza iluminada con luces de colores que colgaban como banderines calle traviesa. Era la despedida de unos amigos que se iban por meses y en bicis al sur,  y en eso, escucho por el costado una voz que decía que las vueltas que dio Néstor con el bastón no son casuales, sino que tienen que ver con el giro de la historia.
Sigue la película, veo, escucho y siento. Emocionan sus palabras, miradas, pensamientos, la historia "la simbiosis de la historia que nos traerá la patria que merecemos", lo veo todo. Con héroes así, no se necesitan gases lacrimógenos, uno llora por motus propio y de emoción. Por momentos se escuchan silbidos, cuando aparece Cleto u otro traidor burgués. Veo pasar tapas de diarios. Luchas, verdades. "Valiente no es el que juega con el riesgo, es quien está convencido del bien y v va por él". Sigo viendo.
Llega el conflicto con el campo y él la abraza a ella, a su compañera. Máximo dice que no cambiaría nada. Termina la película, qué ganas de aplaudir. El público aplaude.
Se prenden las luces.
Ya salimos de la sala,  y sale mi papá que había entrado más temprano que yo, nos abrazamos.